anécdotas del despecho

domingo, 18 de julio de 2010

Maldita madrugada (que trasciente a la primavera)

La madrugada traiciona a los corazones hechos puré. La madrugada, su oscuridad total, su silencio absorbente, su "no-hay-nada-bueno-en-la-tele" y su "no-hay-nadie-conectado", hacen que la memoria se hiperventile y empiece a escupir y escupir recuerdos. No sé si seré la única a la que le pasa. Pero la madrugada me hace recordar que mi cama esta medio vacía, me hace recordar que antes solía tener un pecho en el que apoyarme, ver películas malas o simplemente dormitar mientras me hacían cariño en el pelo. La madrugada me hace acordarme de lo mucho que me duele su partida, de lo mucho que me duele seguir pensando en eso, y de lo muchísimo que me duele sentir que esta cuchara medio rota que tengo adentro, en el fondo lo espera.

A esta hora uno se pregunta por la vida y la muerte; se pregunta qué estará haciendo; piensa en las posibilidades que hay de que lo que este haciendo te perturbe profundamente; te sientes profundamente perturbada por pensarlo; te sientes profundamente perturbada porque efectivamente es posible; te sientes estúpida por estar llorando frente al televisor, mientras vez una película mala y de bajo presupuesto. Es como si las sábanas, la mala TV y la oscuridad natural, te dieran un gran golpe que te hiciera dar vueltas la cabeza. Pensar en tanta webá nunca ha sido sano, y si eres de las nocturnas que no se duermen antes de las 3 de la mañana, CAGASTE.
Lo bueno de este momento es que, a pesar de que te gustaría encontrar la solución para tus mil y una preguntas, llega un punto en que te secas las lágrimas, te suenas los mocos, miras hacia arriba y te das cuenta de que sigues viva.


Sorry, me puse medio melodramática... pero es la maldita madrugada que me hace recordar.

Gatuna - Se dio cuenta que realmente no dijo nada de lo que tenía pensado...

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