anécdotas del despecho

miércoles, 21 de julio de 2010

Límites

¿Por qué será que a las mujeres nos cuesta tanto poner límites? Es como si después de dar la pelea durante varias horas, se nos acabaran las fuerzas para mantener el límite verbalmente puesto, por lo que no se mantiene. Se va. Se desvanece al ver la primera sonrisa que te hace reír. Se desvanece cuando él cansado te dice "ya, si en verdad tienes razón...". Listo. Te lo dice, jura que cambiará, cambia... durante dos semanas... y fin. De vuelta al principio. Y ¿qué hacemos? volver a pelear, volver a decir las mismas cosas, volver a escuchar ese "Tienes razón", volver a esperar que él cambie, para que no lo haga y vuelva a ser el mismo. Nunca ponemos un límite real, siempre aguantamos y aguantamos, como con la esperanza de que de verdad un día ese cambio perdure en el tiempo. Nunca pasa. Finalmente o una se cansa, o el otro se va... sin razón aparente. Nos cuesta recordarles que no nos tienen como algo seguro, que podemos irnos cuando queramos. Nos cuesta mantener esa incertidumbre. Por eso se entibia el agua... se quedan dormidos... y se van.
No se... es difícil saber cuándo se están poniendo los límites. Es complicado realmente tener esa certeza. Uno nunca sabe muy bien cuando esta dejando pasar muchas cosas, o cuando esta muy sensible a otras. Es complicado, porque generalmente nuestras madres vienen de una generación que aguanto mucho, por lo que no son el mejor consejo. Nuestras amigas aguantan muy poco. Él cree que tu eres muy exagerada. Y la literatura te habla de romances furiosos con términos y reencuentros, que no existen. Entonces... ¿quién te ayuda a saber cuál es el equilibrio? ¿quién te ayuda a saber cuando es necesario, oportuno, justo y en pro de algo mejor? ¿quién te asegura que eso no implica que él se vaya? Muchas preguntas sin respuesta. Y al final uno no sabe qué es mejor, ni que efectos tendrá en tu relación.

Mirenme aquí... hablando de relaciones. Con qué carajo de objetivo, si estoy más sola que colibrí.

Gatuna - mandó al carajo los límites...

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